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ENERGÍAS RENOVABLES: SU HISTORIA

Durante los últimos años se ha producido un incremento de la utilización de energías renovables, como la energía solar y eólica. Estas energías beneficiosas para el medio ambiente están cada vez introduciéndose más en la vida cotidiana de muchas personas y empresas.

Fue en los años 90 y 2000 se acentúa la conciencia de que las fuentes de energía no renovables no son eternas, a lo que se le añade la creciente sensibilidad ambiental, propiciando el fuerte desarrollo de las nuevas tecnologías renovables: la eólica, como energía principal, pero también solar, biomasa, etc.

En los últimos 20 años se ha podido observar un creciente interés por las energías limpias, motivado por las grandes ventajas que se derivan de la erradicación de problemas como el cambio climático, residuos radioactivos, lluvia ácida, vertidos de petróleo, pérdida de biodiversidad, eliminación del consumo superfluo, etc.

El sector eléctrico ha cambiado radicalmente desde 1987 hasta la actualidad, ya que tanto la demanda eléctrica como la generación de energía en España se ha duplicado. Se ha producido una diversificación tecnológica, debido a la entrada de las energías renovables y a los ciclos combinados. Implícitamente se ha mejorado la seguridad y calidad del suministro. En el año 2018, la energía renovable, representada principalmente por la energía eólica y la solar fotovoltaica, supuso el 84% de la nueva potencia instalada en el mundo.

Tras la Conferencia mundial sobre el Clima en Ginebra (1979), un grupo de países acordó reunirse todos los años para analizar los objetivos marcados en la reducción de gases de efecto invernadero. En el año 2005 entró en vigor el Protocolo de Kioto, por el cual, establecieron metas vinculantes en 37 países industrializados y la Unión Europea, para reducir un 5% las emisiones de gases de efecto invernadero. Más adelante, se implementa el paquete de Energía y Clima: 20-20-20, el cual, mediante el consenso en políticas climáticas y energéticas, pretende reducir un 20% las emisiones de GEI, que las energías renovables alcancen el 20% del consumo energético final de la Unión Europea en 2020, e incrementar los ahorros energéticos a través de la eficiencia energética en un 20%.

A principios de siglo, en el año 2000, el 19,3% de la demanda eléctrica nacional se cubría con fuentes renovables de energía (el agua, el viento, el sol). Diez años después, en 2009, esa cuota había subido por encima del 30,6%. Esa fue, sin duda, una gran década para las energías renovables en España.

En 2018 el peso de las renovables en el mix aumentó hasta representar el 13,9% del total de energía primaria, lo que posiciona a estas tecnologías en tercer lugar, solo por detrás del petróleo con un 44,9% y del gas natural con un 21,1%. Por debajo de las renovables se situaron la nuclear con un 11,3% de participación y el carbón con un 8,6%.

España tiene como objetivo que el 20% de su consumo de energía provenga de fuentes renovables, el Plan de Energías Renovables 2011-2020 recoge que las energías renovables aportarán en 2020 un 20,8% del consumo final bruto de energía en España, con una contribución del 11,3% al sector del transporte, superando así los objetivos que vienen desde los órganos europeos. Este plan propone un aumento del 87% de la potencia renovable instalada y un aumento del 100% de la producción, pero tan solo un aumento del 20% de los costes.

Este año 2020 se deberá comprobar si España realmente ha alcanzado el objetivo marcado en el párrafo anterior, sin embargo, según declaraciones del actual director general de APPA Renovables y encargado de presentar el Estudio del impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España, España no alcanzará este objetivo debido al receso producido hace unos años.

Recientemente, el Acuerdo de París también ha tenido gran importancia en el desarrollo de las energías renovables. El Acuerdo de París se trata de un acuerdo dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio Climático que establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas a efectos del Calentamiento Global, su aplicabilidad sería para el año 2020, cuando finaliza la vigencia del Protocolo de Kioto.

El acuerdo fue negociado durante la XXI Conferencia sobre el Cambio Climático (COP 21) por los 195 países miembros, adoptado el 12 de diciembre de 2015 y abierto para firma el 22 de abril de 2016 para celebrar el Día de la Tierra.

El 3 de noviembre de 2016 ya había sido firmado por 97 partes, lo cual comprende 96 países firmantes más la Unión Europea, la cual ratificó el acuerdo el 5 de octubre de 2016. De esta manera se cumplió la condición para la entrada en vigor del acuerdo (Artículo 21,1) al ser ratificado por más de 55 partes que suman más del 55% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Por otro lado, el 1 de junio de 2017, el presidente Donald Trump anunció la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París. Todos los demás países del mundo reiteraron su compromiso y comunicaron que no se iban a retirar del acuerdo, pese a que Estados Unidos lo hiciese. Los países latinoamericanos que más se habían involucrado en la consecución de los objetivos fijados en el acuerdo expresaron su preocupación por la reducción de transferencia de tecnología y financiación internacional que supondría la retirada de Estados Unidos para su proceso de transición energética.

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